Parafraseando a Serrat, escribo como el que acaba de salir ileso, tras haber estado a punto de ser atropellado en un paso de peatones, porque un inconsciente se ha saltado, a toda velocidad, un semáforo en rojo.
La rancia derecha española juega con cosas que no tienen repuesto, pensando sólo en sus propios intereses. Deberíamos tomar conciencia de que la derecha española ha estado a punto de producir una crisis económica similar a la que ya nos hicieron pasar entre 1936 y 1977.
Actúan en nombre de una supuesta moral, que prejuzga lo que está bien y lo que está mal, usurpando el derecho a ser salvadores de España, con el único fin de ostentar el poder que perdieron en las urnas. Mintieron descaradamente, pretendiendo hacernos creer que lo que salía del Prestige eran hilillos de plastilina, que había que invadir Irak para salvarnos de las inexistentes armas que iban a destruir el mundo, que los atentados del 11M los habían organizado los socialistas, compinchados con ETA, o que la trama Gürtel es una conspiración judeo-masónica de algunos jueces y policías comunistas, que siguen las órdenes de Zapatero, para desprestigiar al pobre partido popular.
Lo que ha sucedido en el Parlamento el 27 de mayo de 2010 da miedo. Estos tipos son capaces de cualquier cosa. No les importa nada. Les da igual el daño que puedan hacer, con tal de conseguir sus objetivos y han instalado en la opinión publicada la necesidad de que dimita el gobierno que salió de las elecciones. Es el mismo argumento que manejaban
En política se pueden tener muchas opiniones, tantas como personas estén opinando. Quizás más si está en el grupo el señor Rajoy, que es capaz de tener una opinión y la contraria, todo a la vez. Sin embargo hay que tener en cuenta que todo tiene un límite, que los fines no justifican los medios y que la única oportunidad que tiene España de salir de su histórico atraso económico es “más Europa”.
Cuando tuvieron la oportunidad de gobernar crearon una enorme burbuja inmobiliaria, que poco aportó al crecimiento económico. El ladrillo sólo sirvió para engordar algunos bolsillos. A cambio, desplazó varios millones de trabajadores de otros sectores, ahora en el paro, creó enormes bolsas de fraude, dinero negro y corrupción, dejó endeudadas a las familias y nos distanció aún más de la convergencia con Europa.
También nos pusieron en el Guiness de los records por el tamaño de las banderas y nos enemistaron con los países árabes, ungiéndose en salvadores del mundo.
Durante el ciclo de oposición, al que les condenó el electorado, se han dedicado a provocar crispación. Insultan, menosprecian, desinforman, mienten y desprestigian a todo el país ante la opinión pública mundial.
Cuando ha surgido la crisis mundial se han frotado las manos, sin importarles el drama por el que están pasando gran parte de las familias españolas.
Ésta es la formación política que aspira a desbancar al partido del Gobierno. Es a estos a los que apoyan casi todos los medios de comunicación. Han conseguido que nos den envida los portugueses, que los partidos conservadores alemanes, franceses o ingleses, nos parezcan progresistas.
Mientras tanto, el resto de los grupos tampoco ha tenido un comportamiento responsable. Los árboles no dejan ver el bosque a los llamados partidos de izquierda. Una vez más no les ha importado hacer la “pinza” y ha votado con la derecha.
Los nacionalistas todavía no se han repuesto de la pérdida del poder en su comunidad y, votando en contra o absteniéndose, han mostrado que lo único que buscan es el poder.
La oposición juega con fuego, buscando satisfacer oscuros intereses electorales. ¿Deberíamos preocuparnos? A mí si me preocupa, tanto si tienen éxito en sus objetivos, como si continúan en la oposición haciendo lema del “cuanto peor, mejor”.
Termino como empecé, manifestando que entre esos tipos y yo hay algo personal.