Rey y reina (King and Queen) (1953) - Henry Moore (1898-1986)
Estamos ante una escultura monumental y exenta (170 x 150 x 95 cm.), realizada en bronce, que representa de forma solemne y enigmática a dos figuras humanas sedentes, muy estilizadas, de canon muy alargado, tanto en los cuerpos, como en brazos y piernas, donde se combinan los volúmenes cóncavos con los convexos. El grupo descansa sobre un banco que une y compacta a las figuras. Éstas tienen rasgos de hombre y mujer, sentados, descalzos y vestidos con largas túnicas. El hombre presenta uno de sus brazos extendido mientras apoya la mano sobre el banco en el que se sientan, de líneas muy elementales; a la vez, el otro brazo queda en reposo sobre su pierna. A su lado, la figura femenina que representa a la reina, mantiene el mismo porte erguido y estático. Sus manos aparecen juntas y apoyadas sobre el regazo. En ambas figuras destaca la representación realista de los dedos de manos y pies, frente al resto, muy estilizado. Los rostros impersonales, anónimos, consiguen representar perfectamente el semblante de un hombre con barba, con la mirada dirigida hacia el suelo. Junto a él, una mujer, de cara ovalada, con la cabeza alzada y ligeramente girada hacia su izquierda, contempla el infinito. Como es característico en la escultura de Henry Moore, el espacio forma parte de la obra: La mirada está representada por huecos que atraviesan totalmente las cabezas de los personajes. Asimismo, las coronas aparecen horadadas, mostrando la complementariedad entre la forma y el espacio.
La obra es figurativa, ya que en este grupo podemos identificar claramente las figuras masculina y femenina. Para Henry Moore la preocupación por la figura humana fue una constante en todas sus obras.
La independencia es un rasgo característico de Moore, quien nunca se sometió a ningún grupo artístico y cuya obra siempre estuvo libre de cualquier imposición ideológica o política. Como dice Cassou “…nunca un espectador tendrá por qué sentirse humillado o menos libre ante un monumento de Moore –no olvidemos que desde la antigüedad el concepto del monumento como signo de opresión es algo real y por ello siempre las revoluciones conllevan el rito de la demolición de estatuas como símbolo de tiranía-, el escultor inglés nunca en su dilatada vida realizó memorial alguno a ningún político, a ningún sistema represivo, ni a ningún hecho violento…”
Asimismo, habría que resaltar la definición que de él hace Franco Russoli “Moore intenta apresar la forma pura, emblemática, en la que se funden la sensación y la emoción, tanto individuales, como vinculadas a un momento de la vida”.
“Rey y Reina” fue realizada en la década de los 50 del siglo XX. Corresponde al período que va de 1945 a 1966, en el que el escultor entra en su verdadera madurez creadora. Fue encargada con motivo de la coronación de la reina Isabel II de Inglaterra. Está destinada a ubicarse en espacios naturales abiertos.
La obra de Moore no tiene un valor puramente estético: Toda su obra está impregnada de una profunda creencia en el carácter social del arte.
Argán confirma esta idea cuando nos dice: “Moore es el único artista de nuestro siglo que adopta y mantiene valerosamente, sobre todo en los momentos más dramáticos, una posición netamente humanista, de simpatía convencida por la infelicidad presente y de la firme confianza en el destino de la humanidad.” – y continúa - “…ofrecía la esperanza de que una nueva historia, sin culpas pasadas y presentes, estaba a punto de empezar”. Henry Moore, a lo largo de toda su vida persiguió el objetivo de dignificar la escultura.
La obra monumental de Henry Moore hay que relacionarla con su profunda admiración por la estatuaria egipcia (podemos ver un antecedente claro en la escultura de Rahotep y Nofret) y etrusca. Sus constantes visitas al Museo Británico o al Victoria and Albert influyeron en su obra. El posterior descubrimiento de la escultura de las civilizaciones precolombinas, Maya y Azteca, ejercería una influencia decisiva en la obra del escultor Británico. Asimismo se sentirá atraído por grandes maestros del Renacimiento, como Miguel Ángel, Giotto y Giovanni Pisano. Otro antecedente lo podemos encontrar en “El Profeta” de Gargallo que se exhibe en el Museo Reina Sofía de Madrid, en la que también se incorporan los espacios a la obra.
Henry Moore influyó directamente en varias generaciones de escultores, unos discípulos directos, como Anthony Caro Phillip King o Isaac Witkin; otros como Kenneth Armitage, Eduardo Paolozzi, Reg Butler, han reconocido la influencia del escultor británico en su obra.
Henry Moore nació en Castlefor, Yorkshire el 30 de Julio de 1898. Desde su infancia comenzó con trabajos de modelados en arcilla. El conocimiento de la obra de Miguel Ángel le hizo tomar la decisión de ser escultor cuando tenía once años.
Participó en la I Guerra Mundial, en la que sufrió un envenenamiento que le apartó del frente y que le posibilitó su recuperación en Inglaterra. El dinero que le otorgó el gobierno británico para su rehabilitación lo destinó a estudiar en la Escuela de Artes de Leeds.
Ya siendo profesor del Royal Collage of Art, obtuvo una beca que le permitió viajar por Francia e Italia, descubriendo a los grandes maestros. El conocimiento de las culturas primitivas, el arte egipcio y etrusco y, posteriormente, el descubrimiento de las civilizaciones Azteca y Maya influyó decisivamente en su obra.
Durante la II Guerra Mundial, la experiencia vivida en los bombardeos de Londres y la falta de medios para realizar las esculturas le llevaron a realizar una serie de más de 300 dibujos basados en su estancia en los refugios antiaéreos, que representaban las situación padecida por la población.
Incansable investigador de las formas y los materiales, de su primera época, Moore nos ha dejado obras en las que se enfocaba en la masa. Figuras reclinadas y maternidades son su tema favorito. Entre otras, Mother and Child (Madre e hijo,1925) o Head and ball (Cabeza y pelota, 1934).
En 1948 obtuvo el reconocimiento internacional en la Bienal de Venecia, lo que le iba a suponer importantes encargos y le van a convertir posiblemente en uno de los grandes escultores del siglo XX. Este prestigio le permitió recibir numerosos encargos, como el de Reclining figure (Figura reclinada, 1958), encargada por la UNESCO.
A partir de los años treinta comienza a horadar los materiales, para terminar dando la misma importancia en los años cuarenta a las formas y los espacios: Grupo familiar (1949), La familia o Rey y Reina (1953).
En España contamos con importantes obras del escultor Henry Moore, como son “Figura grande en el refugio”, junto a la Casa de Juntas de Guernika, que conmemora el bombardeo de dicha ciudad durante nuestra Guerra Civil y “El Guerrero Goslar”, figura recostada situada en las Ramblas de Santa Cruz de Tenerife que se exhibe allí desde la importante exposición “Esculturas en la calle” inaugurada en 1973.
Bibliografía:
http://www.cuentayrazon.org/revista/pdf/025/Num025_015.pdf
http://www.henry-moore-fdn.co.uk/matrix_engine/content.php?page_id=500
http://www.xtec.es/~jarrimad/contemp/gargallo.html
http://www.epdlp.com/pintor.php?id=316
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/obras/17179.htm
http://www.hiru.com/es/artea/artea_03620.html